¿que? ¿que Harry había tenido un accidente? no... no podía ser cierto.
-¡JAMES! ¿James? ¡Vamos James! ¡Abre la puerta!-seguía gritando Remus.
Después de lo que había dicho su amigo, no se podía suicidar, Harry lo necesitaba.
-¡voy!-contestó James con la voz ahogada por el miedo.
Se levantó de su cama, dejó la varita en su mesita de noche, y se acercó rapidamente a la puerta para abrirla. Cuando la abrió se encontró con el rostro pálido y desesperado de Remus Lupin.
-¡James! Harry...
-si te escuche a través de la puerta Remus, ¿Harry está en San Mungo?
-si...-respondió Remus.
-bien, vamos-lo interrumpió James. Empezaron a caminar apresuradamente hacia Hogsmeade para poder desaparecerse.
-¿hace cuanto tuvo el accidente?-preguntó James agitadamente, mientras corría lo mas rápido posible.
-hace unos minutos. Dumbledore estaba en Hogsmeade, en Cabeza de Puerco, cuando salió se encontró a Harry inconsciente en la puerta de la posada. Trató de despertarlo, pero no reaccionaba, asi que lo tomó en brazos y lo llevó directamente a San Mungo.-respondió Remus, que hacía todo lo posible por correr a la altura de la rapidez de James, que lo sobrepasaba por más de 3 metros.
No podía ser... Harry en San Mungo. No podía ser tan idiota,¿como podí haber estado a punto de suicidarse cuando Harry estaba siendo atacado?
-¿como supieron que Harry había sido atacado por Mortífagos?
-Dumbledore me dijo a través de la carta que me mando para informarme lo de Harry, que habían dejado una nota junto a Harry, asumiendo la culpa de que el chico estuviera en ese estado... y... y estaba firmada por los Mortífagos.
¿Voldemort estaría recuperando sus fuerzas? Si asi era, Harry estaba en un peligro grave. Cuando llegaron a los limites de los terrenos del colegio, se aparecieron sin demora en la entrada secreta de San Mungo. Le pidieron al maniquí que los dejara pasar, atravesaron la vidriera, y aparecieron en la sala de espera de San Mungo. En ella había millones de magos y brujas con las mas extrañas enfermedades, pero James estaba tan preocupado por su hijo que ni siquiera se dio cuenta de la bruja que en ves de tener cabeza humana, tenía cabeza de pulpo.
Se acercaron a la mesa de la recepcionista, que estaba atendiendo a la mujer-pulpo, y sin pedir permiso, se pusieron de primeros en la fila.
-señores, no pueden colarse en la fila, no esta permitido...-comenzó la recepcionista.
-me importa un pepino lo que esta permitido y lo que no, quiero saber donde esta mi hijo.-la interrumpió James.
-señor,hay otras personas en la fila, tiene que esperar...
-por favor señora-esta vez fue Remus el que la interrumpió- está desesperado.
La señora miró un momento a James y a Remus con desconfianza y dijo:
-ok... ¿como se llama su hijo señor?
-Harry James Potter-respondieron rapidamente James y Remus al unisono.
-¿segundo apellido?-preguntó la recepcionista.
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-Evans-respondió Remus.
Al escuchar el apellido de Lily, James sintió una punzada en el pecho y no pudo evitar una mueca de dolor.
-¿abuelo paterno?
-¡ya basta señora! ¡usted tiene claro a que niño nos referimos!-gritó James con impaciencia.
-ok... planta numero 2, habitación 345.-respondió con pesar la señora.
-gracias-tuvo tiempo de responder Remus antes de que James lo agarrara del cuello y tirara de el para que empezara a correr.
Subieron corriendo las escaleras y un minuto después ya estaban frente a la puerta de la habitación 345. Se detuvieron y se quedaron unos segundos mirando la placa de oro que estaba incrustada en la puerta en la que decía:
Habitación 345.
NO ENTRAR.
EN ESTA HABITACIÓN SE ENCUENTRAN INTERNADOS LOS NIÑOS Y JOVENES MAS GRAVES DE SAN MUNGO.
-Harry no esta tan grave... ¿o si?
-lo siento James, pero si-le respondió una voz cansada. Se dio la vuelta y se encontró cara a cara con Albus Dumbledore.
-¡Dumbledore! ¿como está Harry? ¿lo ah visto? ¿atraparon a alguno de los Mortífagos que atacaron a Harry? ¿va a vivir?
Dumbledore se quedó un momento en silencio ante las preguntas de James. Después de pensar un rato, respondió:
- estable; si, lo eh visto; no, todavía no atrapan a ninguno; y en cuanto a la última pregunta... espero que si.
-¿usted que cree? ¿va a vivir?-interrumpió Remus.
James no estaba listo para escuchar esa respuesta, si Harry moría, ya no abrían razones en este mundo para que el siguiera vivo.
-hay que tener en cuenta que Harry es un muchacho muy fuerte y resistente... teniendo en cuenta eso y todas las personas que estan dispuestas a donar sangre... si, yo creo que si va a vivir.-respondió Dumbledore con una sonrisa cansada.
-¿perdio mucha sangre?-pregunto James.
-James, por favor no me acribilles con mas preguntas, me eh pasado todo este rato con Harry, y estoy cansado y desanimado. Odio ver asi a Harry, le tengo mucho cariño.-rogó Dumbledore- si James, Harry ah perdido mucha sangre. James, quiero que leas esto y saques tu propias conclusiones sobre el peligro que corre tu hijo.
Dumbledore sacó un pergamino arrugado de su bolsillo y lo puso en la mano de James. Lo aliso y se puso a leer en voz alta:
Querido Potter:
Te damos la bienvenida con este pequeño regalito. Tuvimos que sacarle un poco de sangre a tu hijo para poder revivir al Señor de las Tinieblas. Te recomendamos que desde este momento, no vuelvas a dormir, a menos que quieras encontrar a todos los que amas... MUERTOS.
Con mucho odio:
Los Mortífagos.
Harry, Remus, Sirius, Dumbledore, todos a los que le tenía cariño, corrían un grave peligro.
-no te preocupes James, ya empezamos a formar de nuevo la Orden del Fénix.-le susurró Dumbledore.
Nadie volvería a tocar a su hijo, si tenía que morir luchando, lo haría, por Harry.
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